Los blanquiazules no pasan del empate frente al Numancia B. El filial de la Cultural llegó último en la cuarta jornada y se llevó los tres puntos. Pablo Gil, autocrítico, afirma: «si te relajas, te pasa factura». En diez jornadas el equipo ha sumado 11 puntos
Preocupación. La Arandina vuelve a mostrar su cara más amarga. Los blanquiazules no pasan del empate (0-0) ante el Numancia B, colista de la competición. «Hemos regalado la primera parte», apuntó Pablo Gil, entrenador de la Arandina, al término del encuentro.
El partido comenzó con aviso serio. El favoritismo blanquiazul tras la buena imagen demostrada ante el líder la pasada jornada, se desvanecía a los 24 segundos con la parada a bocajarro de Sergio García en la portería de los arandinistas. El 0-1 se fue al limbo.
Una ocasión, preludio del dominio de los numantinos que contra todo pronóstico se hicieron con la posesión del esférico y el dominio territorial empequeñeciendo a los anfitriones. Las dudas asaltaban a los de las Tierras del Duero. Algunos comenzaban a recordar la visita de otro colista al Juan Carlos Higuero, cuando en la 4ª jornada, la Cultural B llegó, marcó y venció. Malos recuerdos.
Más allá del pasado, el partido no mejoraba para los intereses arandinos que tan solo disfrutaron de tibios acercamientos a la meta de Oliynyk. Con el resultado inicial se llegó al descanso (0-0)
Intercambio de golpes…
Tras el paso por los vestuarios, la Arandina volvió a demostrar por minutos de lo que puede ser capaz. Un disparo al palo de Sandro y dos llegadas consecutivas que pusieron el suspiro en la grada del Juan Carlos Higuero, comprometiendo los dominios rojillos.
Dos avisos que abrieron el choque al intercambio de golpes. Cómodos en ese escenario y sin nada que perder, los numantinos disfrutaron en el tramo final de varias ocasiones que desbarató un extraordinario Sergio García, salvador en la tarde noche arandina. Y es que la velocidad de los dos jugadores japoneses de la escuadra numantina Matsushita y Ishizuka puso en serios problemas la integridad blanquiazul.
Al final, sin puntería en ninguno de los dos bandos, con la ayuda de los palos y las intervenciones de los porteros el partido murió con el empate inicial que preocupa en las filas arandinistas, y quizás no tanto en el lado soriano.
